top of page

IMPORTANTE: Pasa el cursor por la imagen para leer una breve descripción.

En esta imagen se aprecia el cruce de la avenida Pizarro con Prolongación Tacna a las 7:00pm. Asimismo, se pueden evidenciar un gran número de colectivos informales que ocupan la zona exclusiva del corredor azul. 

La palabra congestión es usada muy a menudo por especialistas y usuarios de transporte en el ámbito del tránsito vehicular. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2018), este término se define como “acción y efecto de congestionar o congestionarse”, en tanto que “congestionar” significa “obstruir o entorpecer el paso, la circulación o el movimiento de algo” que, en este contexto, es el tránsito vehicular”. Esto hace referencia a una interferencia provocada por el atasco y aglomeración de personas y vehículos en la vía pública, lo que obstaculiza el movimiento y causa atraso en el flujo automovilístico. Asimismo, la congestión vehicular, también conocida como embotellamiento, hace alusión a la acumulación de vehículos en las vías, los que dificultan la movilidad y circulación con normalidad; es decir, los automóviles superan la capacidad que las vías tienen. Además, este problema provoca un estancamiento en el tránsito vehicular, genera el caos, y se necesitan más horas de las que usualmente se usan para trasladarse a sus destinos. Otro término que es importante precisar es el de circulación. Este alude a la suficiencia que tienen las vías para el adecuado flujo de transeúntes y vehículos sin ningún tipo de obstrucción o demora, lo que facilita el libre tránsito y movilidad dentro de la vía pública. Del mismo modo, es necesario definir la palabra semaforización, la cual describe una cadena de dispositivos que, mediante luces y números, monitorean el tráfico que pasa en el cruce de dos o más avenidas. Estos modifican los parámetros de la red de instrumentos tecnológicos, ayudan a mantener el orden y evitan posibles accidentes de tránsito dentro de la vía pública. Finalmente, los conflictos de tráfico son problemas que se producen en la vía pública cuando dos o más conductores intentan tomar una intersección simultáneamente, lo que genera complicaciones en el flujo vehicular. Ello afecta al resto de conductores y peatones que hacen uso del transporte público y transitan en la misma vía.

CONCEPTOS BÁSICOS

ANTECEDENTES

La congestión vehicular en Lima es un problema que azota diariamente a la sociedad limeña. La población expresa en redes sociales el malestar provocado por el tráfico entrecortado. Muchos creen que el origen de la congestión vehicular no tiene un comienzo preciso. Sin embargo, diversas políticas y situaciones fueron los desencadenantes de lo que actualmente sufrimos. En primer lugar, a inicios de 1960, la población peruana rondaba los 2 millones de habitantes y, en 1990, la población se había triplicado a 6 millones. Según E.P Fuller en su libro: ¿Hacia una movilidad sustentable? ,esta explosión demográfica incrementó la demanda de transporte público, por lo que, entre los mencionados años, también aumentó la cantidad de choferes de transporte público informal. Debido a la demanda existente, los buses fueron modificados para permitir más pasajeros. Además, los choferes tampoco mostraban educación vial, pues no respetaban las normas de tránsito. En segundo lugar, en 1991, durante el gobierno de Fujimori, se permitió que cualquier persona jurídica pueda ofrecer servicios de transporte público. En consecuencia, repentinamente, surgieron grandes cantidades de microbuses y colectivos que crearon una sobrepoblación de transporte informal. Por ello, para el transporte, se buscaron nuevas soluciones. Según Huaylinos Cardenas, autor de Criterios para el estudio y diseño universal del espacio público: el caso de las calles en Lima. , una de ellas fue el ensanchamiento de las pistas, lo que ocasionó la reducción de áreas verdes y veredas. Este cambio impactó a la estética de las calles por lo que originó un ataque directo a la comodidad del peatón, lo que motivó que este compre un automóvil, de modo que se incrementó el parque automotor. Finalmente, existe otro factor. Desde 1920, empezó la modernización constructora y el auge inmobiliario que trajo consigo desorden al cual nuestra ciudad no está preparada para combatir. La gran cantidad de construcciones generó congestión vehicular, porque las pistas y calles no están preparadas. Este problema no parece tener término, ya que nuestras calles son angostas y tampoco cuentan con un carril de emergencias para camiones. 

Obras de cambio de tuberías obligaron cerrar por completo, desde hace 3 semanas, la Av. Antonio Miroquesada, Magdalena del Mar. Esta avenida es altamente transitada, por lo que todos los usuarios que pasaban por ahí, están usando calles aledañas, creando caos y congestión a su paso.

ACTORES

En esta foto se muestra la intervención de dos policías a un conductor de transporte público, el cual ha sido detenido por infringir las normas de tránsito. Esta imagen evidencia dos tipos de actores: el conductor de combi y los policías de tránsito. 

En esta problemática, intervienen tres tipos de actores. En primer lugar, encontramos a los causantes: conductores y peatones. Según Marcatoma (2016), la irresponsabilidad de las personas al volante se ve reflejada en los movimientos temerarios que realizan a diario. Los giros bruscos, la invasión de carriles, la aceleración o disminución abrupta de velocidad provocan congestión vehicular, cuyo desenlace es el caos y la casi nula circulación, lo que genera, por consiguiente, un incremento en el tiempo estimado de llegada a su destino. A su vez, los peatones hacen caso omiso a las señales y normas de tránsito. No cruzan por el paso de cebra. No respetan la luz roja ni los paraderos formales, lo que ocasiona contratiempos en la movilidad. En segundo lugar, están los agraviados por esta problemática. Ellos son los habitantes de Lima Metropolitana en su condición de usuarios y conductores. Su salud es afectada debido al estrés generado por la dificultad y riesgo para movilizarse con fluidez. Además, en el caso de los usuarios, el presupuesto familiar y personal es perjudicado por el gasto extra que realizan al utilizar más de una unidad de transporte para llegar a su destino. Finalmente, están los encargados de plantear soluciones. Por un lado, las entidades del Estado tienen la responsabilidad de establecer y de vigilar el cumplimiento de las normas. Por ejemplo, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones verifica la vigencia de las licencias de conducir o de los autos. Por otro lado, la participación del sector privado es indispensable. Las empresas de transporte, en este caso, deben contar con vehículos de calidad, placas y tarjetas de propiedad actualizados, así como personal calificado.  La atención al problema del tráfico vehicular es prioritaria y solo se logrará mediante un esfuerzo concertado de instituciones públicas y privadas por iniciativa del Gobierno.

DATOS ESTADÍSTICOS

Según la encuesta Lima Cómo Vamos (2015), realizada por la Municipalidad de Lima, se registraron varias cifras que muestran la realidad vehicular en las calles de la ciudad. El primer dato estadístico revela que, durante el año 2015, el 37.6% de los usuarios de transporte aseguraron que al momento de trasladarse a sus centros de labores o escuelas, su tiempo de viaje tardaba más comparado al año anterior. Esto se debe a la pésima planificación vial que las autoridades realizan. Además, la localización de estos lugares visitados por los limeños a diario, en la mayoría de los casos, se encuentran en la zona central de la capital. Por lo tanto, un gran porcentaje de los encuestados asegura sentir molestias al momento de dirigirse a sus destinos, producto del embotellamiento que se genera en el trayecto. El segundo dato alude los modos de transporte público más utilizados. En primer lugar, se encuentra la combi o cúster con 33.8%, seguido de los microbuses con 25.4%. Estos servicios de transporte no son totalmente eficientes. En consecuencia, se produce caos y la población padece de estrés molestia que, definitivamente, perjudica a todos los limeños. Por esta razón, la inversión en el sector de transporte debe ser uno de los asuntos primordiales para la Municipalidad de nuestra ciudad. Por último, el tercer dato muestra las cifras reveladoras de la baja calidad de servicio de los modos de transporte en Lima Metropolitana, los que han sido calificados por los usuarios. El 31.9% señaló que los microbuses brindan un pésimo servicio. El 47.5% mencionó a las combis como medios faltos en calidad de transporte. Finalmente, el 12.2% le otorgó el calificativo de deficiente al servicio de los taxis. Estas cifras demuestran la negligencia por parte de las autoridades en lo que respecta a la regulación del transporte en la ciudad.

Datos estadísticos sobre los modos de transporte que son utilizados a diario y aquellos que no brindan una buena calidad de servicio. Se utilizó como referencia la base de datos de la encuesta Lima Cómo Vamos (2015).

EJEMPLOS

Datos que muestran la problemática de la congestión vehicular en cuanto a tiempo, intensidad vehicular y calidad de flujo. Análisis de dos intersecciones caracterizadas por presentar un alto nivel de congestión vehicular. 

Según la investigación Análisis comparativo de la eficacia entre la medida de restricción vehicular por número de placa y el retiro de taxis mediante modelos simulados (Tesis UNI,  2016), en el cruce entre las avenidas Prescott y Javier Prado existe un problema en cuanto al libre tránsito, ya que no se están tomando las medidas apropiadas para reducir la obstrucción en esta intersección. A pesar del retiro de los taxis informales, persiste la circulación forzada en esta vía. Además, la intensidad vehicular que se calcula es de 3 450 vehículos por hora provenientes de todas direcciones. Como consecuencia, se registra un tiempo de 5 minutos, aproximadamente, en cuanto al retraso al acceso a este cruce. Adicionalmente, podemos agregar que la sincronización de los semáforos en esta zona no es óptima, lo cual dificulta el libre flujo de vehículos. Por otro lado, el caso de la intersección entre las avenidas Sánchez Carrión y Salaverry revela que se ha tomado la medida de restricción por placa a un nivel de 50%. Sin embargo, el tiempo que tarda el acceso a esta zona es de, aproximadamente, 3 minutos. Por tal motivo,  esta medida le otorga a la calidad de flujo el calificativo “D”, lo que significa que la circulación es medianamente forzada. Asimismo, las bermas centrales dificultan el paso a los peatones en ambas avenidas. Esto produce desorden y demora, lo cual perjudica tanto a peatones como conductores que transitan por estas vías de acceso.

bottom of page